El 25 de diciembre de 2016, a las 11:20 horas, la isla de Chiloé fue sacudida por un potente terremoto magnitud 7.6 que generó alarma y dejó a la población en vilo durante las celebraciones de Navidad.

El sismo, cuyo epicentro se localizó en el océano pacífico, 67 kilómetros al noroeste de la ciudad de la localidad de Melinka, provocó daños estructurales en edificaciones, cortes de energía y la activación de alertas de tsunami en las localidades costeras.

Pese a la intensidad del terremoto no se reportaron víctimas mortales.

Según información del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, el terremoto de Chiloé podría considerarse una réplica tardía del devastador terremoto magnitud 9.5 que azotó la misma zona en 1960, siendo catalogado como el terremoto más potente registrado de la historia.

“La tierra tiene 4.600 millones de años, la historia sísmica es muy pequeña para poder hacer un muestreo y validar todo lo que sucedió antes. Nosotros lo calificamos como una réplica tardía porque ocurrió en la misma zona y porque había una deuda de energía que este terremoto tenía acumulada”, explicó el Jefe de Operaciones del Centro Sismológico Nacional, Sebastián Riquelme.