Lagunas sísmicas permiten identificar posibles futuros grandes terremotos


Las también llamadas “brechas” o “GAP” sísmicos, corresponden a segmentos de una falla activa que no se ha activado en un tiempo inusualmente largo, permitiendo suponer que en dicho espacio debiese generarse un nuevo reacomodo de placas en el corto o mediano plazo.

 

El próximo 1 de abril se cumplen 10 años del devastador terremoto M8.2 que afectó las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta en el año 2014.

La emergencia, que permanece intacta en la memoria colectiva de nuestro país, mantiene una preocupación vigente en la comunidad científica y los habitantes del norte grande: la presencia de “lagunas”, o “brechas sísmicas”, en algunos segmentos del contacto entre la placa de Nazca y Sudamericana.

Si bien los terremotos no se pueden predecir, el análisis de la sismicidad histórica de nuestro país, como también los registros paleosismológicos, permiten identificar ciertos segmentos de una placa activa donde no ha ocurrido un deslizamiento en un tiempo inusualmente largo y que, por ende, se encuentran más propensos a sufrir un nuevo gran terremoto.

“A pesar de que aún existen muchas preguntas básicas que responder, los rasgos generales del proceso de acumulación y liberación de la deformación elástica, asociado a la generación de terremotos en zonas de contacto entre placas, se conocen relativamente bien, al menos en sus aspectos fundamentales”, explica el director del Centro Sismológico Nacional, Sergio Barrientos.

Como indica el experto, en el caso de Chile es la subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana la que domina el paisaje sísmico desde Arica hasta la península de Taitao. Más al sur, desde este último punto hasta la boca occidental del Estrecho de Magallanes, es la placa Antártica la que subducta bajo la placa Sudamericana y aún más al sur, en el extremo austral, es la placa de Scotia la que se desliza horizontalmente en relación con la Sudamericana a lo largo del contacto localizado en el Estrecho de Magallanes y su continuación por el lago Fagnano.

En todos estos contactos (en el largo plazo) una placa se desliza a una cierta velocidad en relación con la otra: en el primero, alrededor de 6.5 cm al año, en el segundo, aproximadamente 2 cm al año y, en el último, un rango entre 0.7 y 0.9 cm por año. Pero este deslizamiento -en general- no es continuo en el tiempo, sino que ocurre principalmente de manera episódica, generando grandes terremotos al liberar gran parte del “deslizamiento equivalente acumulado”. En el caso de Nazca-Sudamérica, en 100 años se acumulan 6.5 cm, lo que se representa en un sismo de magnitud igual o superior a 8.

“El concepto de “laguna” o “brecha sísmica” representa justamente este proceso ya que no se espera que ocurra un gran terremoto en lugares donde ha ocurrido un terremoto recientemente, puesto que se ha liberado la energía acumulada y, a medida que el tiempo transcurre, comienza a transformarse en una brecha, de modo que mientras más tiempo transcurre sin un evento, más probable es la futura ocurrencia de éste”, agrega Barrientos.

Si nos remontamos a la sismicidad histórica de nuestro país, las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta han sido afectadas por grandes terremotos. Los últimos ocurrieron en 1868 en el sur de Perú y en 1877 en el norte de Chile, ambos con magnitudes entre 8½ y 9. No solamente produjeron mucho daño debido al movimiento de suelo por el paso de las ondas sísmicas, sino que también por los significativos maremotos que se generaron. Arica, que se encuentra muy cercano al límite entre ambas zonas de ruptura, sufrió las enormes consecuencias de ambos eventos.

Hacia principios de los años 2000 ya habían transcurrido más de 100 años desde la ocurrencia de estos grandes terremotos, por lo que ambos sectores comenzaron a ser considerados como “lagunas sísmicas”.

En junio del año 2001 ocurrió un sismo magnitud 8.4 cuya zona de ruptura cubrió 2/3 septentrionales de la zona de ruptura de 1868, por lo que dejaba una zona que se extendía desde la localidad peruana de Ilo, por el norte, hasta la península de Mejillones por el sur, que corresponde al extremo norte de la ruptura asociada al terremoto de 1995.

En el año 2007 ocurrió el terremoto de Tocopilla (magnitud 7.7), que abarcó la parte más profunda de la zona de contacto entre placas entre la península de Mejillones y la ciudad de Tocopilla. Por lo tanto, la “laguna sísmica” a partir de noviembre de 2007 se extendía desde la ciudad de Ilo hasta la ciudad de Tocopilla.

El hipocentro del terremoto de Iquique 2014 -que es el lugar donde se inicia la ruptura- tuvo una profundidad del orden de 40 km y abarcó un área del orden de unos 200 km de largo por uno 70 km de ancho, siendo percibido en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, además del sur de Perú y parte de Bolivia.

Expertos del CSN concuerdan en que el terremoto de 2014 no liberó toda la energía que se esperaba y que las zonas que permanecen acopladas se extienden desde Ilo (Perú) hasta Pisagua por el norte de la ruptura que produjo el terremoto del 1 de abril de 2014, y desde Punta Patache a Tocopilla por el sur. Ambas zonas poseen longitudes similares, por lo que se espera que las magnitudes máximas no superen aquel que ocurrió el 2014 (8.2).

Los mapas de acoplamiento sísmico entre las placas de Nazca y Sudamérica, basados en observaciones satelitales revelan zonas de alta acumulación de deformación que debe ser en algún momento liberada, y si bien no es posible anticipar cuándo ocurrirá un gran terremoto en nuestro país, es importante generar los espacios para concientizar, educar y preparar a la ciudadanía a través de un trabajo conjunto entre las autoridades, niveles comunitarios, y la comunidad científica, tal como lo impulsa el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED), a través de la realización de campañas educativas y simulacros de tsunamis, entre otras.

Para mayor información sobre lagunas o brechas sísmicas, te invitamos a revisar la siguiente infografía.