Historia
Extractos de la Conferencia de la Historia de la Sismología en Chile, leída por el ingeniero Federico Greve para incorporarse como Miembro Académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
23 de Junio de 1960.-
“(…) Hay numerosas leyendas que explican las causas de los terremotos. Los araucanos por ejemplo, cuentan que un Ser Superior tuvo un hijo que nació de la tierra y que quiso superar a su padre. Éste con la ayuda de Pillán, el Dios Bueno, y en castigo lo encerraron en el interior de la Tierra. El prisionero cava galerías para salir pero Pillán las derrumba, produciéndose los temblores.
Los chinos creían que el terremoto se produce al estornudar un animal que vive en el interior de la Tierra, razón por la cual no excavaban minas profundas para no molestar a ese monstruo.”
Extracto página 1
“(…) En otro número del mismo periódico leemos en un remitido de Villarroel que dice: ‘Los temblores de tierra no tienen una conexión necesaria con nuestras culpas’.
Años más tarde el pueblo explica el terremoto y maremoto que azoló el puerto de La Concepción en 1835, como producido intencionalmente por indios expulsados de la ciudad que por venganza habrían obstruido el cráter del volcán Antuco para que reventara en el puerto.
Aristóteles explicaba el terremoto como producido por el roce del viento sobre la tierra y por el choque de este contra las paredes de las cavernas del interior de la costra terrestre (…)”.
Extracto página 3
“(…) El naturalista Darwin pudo comprobar un solevantamiento de la isla Quiriquina, producido por el terremoto del día 20 de Febrero de 1835. Al llegar a la isla, doce días después del sismo, vio en la costa una faja con moluscos y algas marinas en descomposición por haber quedado fuera del agua; Darwin para demostrar solevantamientos anteriores, llama la atención al hecho que en la costa de Chile y a cierta altura sobre el mar hay conchales o sea acumulación de conchas marinas, lo que comprueba que esas zonas han sido playas. Esta afirmación ha sido discutida por otros naturalistas, que afirman que estas conchas son moluscos que sirvieron de alimento a los indios, como lo demuestran las puntas de flechas y restos de utensilios que se encuentran entre ellas. Está claro que algunos conchales son dejados por indios, que se alimentaban de productos del mar, pero hay otros que son restos de animales marinos qua han quedado en seco debido a un solevantamiento que produjo el retiro del mar. Basta observar las terrazas que se ven en la costa de Chile, principalmente al norte de Valparaíso, para darse cuenta que en su tiempo fueron playas.”
Extracto página 5
“(…) Montessus de Ballore al llegar a San Salvador, se admiró de la frecuencia con que la gente de ese país anunciaba los temblores y le escribe a M. Coinu, que estaba en Francia ‘que cree que sería fácil obtener una ley científica de ese conjunto de suposiciones’. Pero después de un estudio detenido, le vuelve a escribir lo siguiente: ‘Finalmente he llegado a la negación absoluta de la posibilidad de predecir los temblores de la tierra, o a lo menos en el estado actual de nuestros conocimientos’.
Mucho se ha escrito sobre los pronósticos del terremoto del 16 de Agosto de 1906 y Montessus de Ballore le dedica un capítulo especial en su obra ‘Historia Sísmica de los Andes Meridionales’ V parte, pág. 381 con el título ‘La supuesta predicción del terremoto por el Capitán de Corbeta D. Arturo Middleton (…)”.
Extracto página 8
“(…) Para hacer estudios con bases más científicas se hizo necesario el uso de instrumentos, pues las observaciones personales resultaban poco precisas. El primero que ideó un sismoscopo, o sea un instrumento que deja constancia de un sismo, fue Choko de nacionalidad china, en el año 136, fig.3 y que se componía de un péndulo de masa esférica, colocado dentro de una esfera hueca y de tal manera, que al producirse un temblor, la oscilación bota una o varias de las 8 esferas chicas colocadas cada una en el hocico del dragón. Estas esferas al caer lo hacen en el hocico do un sapo. Según la esfera que cayera, se pretendía tener la dirección en que venían las oscilaciones del temblor”.
Extracto página 9
“(…) En la obra de A. Sieberg titulada “Geologische, Physikalische und Angewand Erdbebenkunde” se cita a I.M. Gillis como autor de importantes modificaciones hechas en los sismoscopos. Dos de sus sismógrafos fueron traídos a Chile por este científico, cuando vino como Jefe de la Expedición norteamericana. El informe sobre los trabajos efectuado por esta expedición se publicó bajo el titulo “U.S. Astronomical Expedition to the Southern Hemisphere 1849-50-51-52″ y en la pág.508 Vol,I, Gillis dice que han instalado dos sismógrafos y al tratar del terremoto del 2 de Abril de 1851, da la hora del comienzo del sismo, del máximo y del final con exactitud de segundo, lo que comprueba que los instrumentos le daban inscripciones con indicación de la hora.
Estos dos sismógrafos funcionaron en Santiago y Serena desde Noviembre de 1849 a Septiembre de 1852 y los temblores registrados aparecen en el informe”.
Extracto páginas 9 y 10
“(…) Con el terremoto del 15 de Agosto de 1906, que asoló el centro del país, se vió la necesidad de crear un Instituto que estudiara estos fenómenos, y el señor Valentín Letelier, Rector de la Universidad de Chile, en sesión del Consejo de Instrucción Pública, del 9 de Noviembre de 1906, propuso la creación del Servicio Sismológico, el cual quedó establecido por decreto el 9 de Junio de 1908 (Ver Boletín 1906-07-08 pag.l90). Posteriormente se le llamó Observatorio Sismológico y en 1942 Instituto Sismológico.
Para organizar y dirigir este nuevo Servicio se contrató al sismólogo francés Conde de Montessus de Ballore, por decreto n° 5044 de 26 de Septiembre de 1907.
Fernando Conde de Montessus de Ballore, fig.8, nació en Dompierre, Francia, el año 1851 y vivió en un ambiente de científicos. Siguió primero la carrera militar y en 1879 se le nombró jefe de la Misión Militar en San Salvador, país muy sísmico, lo cual lo indujo a interesarse por el estudio de los terremotos (…)”.
Extracto página 13
“(…) Con los sismógrafos encargados se instaló una estación de primer orden en Santiago, Cerro Santa Lucia, de segundo orden en Tacna, Copiapó, que funcionó desde el 14 de Septiembre de 1908, Osorno en 1909 y Punta Arenas y los sismoscopos se instalaron en 30 ciudades, repartidos en todo el país, Fig.9.
Los sismógrafos de Osorno y Punta Arenas funcionaron temporalmente en otros puntos tales como Isla de Juan Fernández, Isla de Pascua, etc.
Las inscripciones de terremotos, que se hicieron en los sismógrafos instalados en Chile, se complementaron con las que se obtenían de los instrumentos que instaló el Gobierno de Argentina en Mendoza (péndulo Bosch Omori) y San Juan (péndulo Collo), con los que tenía el Gobierno del Perú en Arequipa y con las observaciones que se hacían en las islas Shetland del Sur (…)”.
Extracto páginas 14 y 15