Efemérides sísmicas – Arica 1868


El jueves 13 de agosto de 1868, aproximadamente a las 17 horas, la ciudad de Arica sufrió los estragos de un terremoto magnitud 8.9 que fue secundado por un violento tsunami que ocasionó serios daños en Arequipa, Mollendo, Moquegua, Iquique y otras ciudades del sur de Perú.

Según el historiador Manuel Fernández Canque, por aquél entonces “el puerto era el alma y la razón de ser de los ariqueños”, por lo que no fue de extrañar que aquel jueves se encontrara una serie de embarcaciones dispuestas en la bahía, las que se vieron duramente afectadas por el tsunami que azotó las costas a partir de las 17.30 horas.

Según el libro “Arica 1868, un terremoto y un tsunami”, existe constancia documental de 16 embarcaciones apostadas en el puerto aquel jueves, entre ellas 6 peruanas, 3 estadounidenses, 3 británicas, 1 francesa y una chilena. Todas ellas resultaron severamente dañadas o destruidas por el mar.

“Cuando el tono de vida urbana viajaba ya hacia la quietud vespertina comenzó la ruptura trascendental y todo mutó con violencia espasmódica. Eran las 5, o quizá las 5,07, o quizá las 5,15. Nadie mide el tiempo cuando un segundo puede costar la vida. El pequeño universo ariqueño bíblicamente involucionaba desde la creación hacia el caos en siete minutos. Siete minutos durante los cuales volvió el polvo al polvo, todo se tornó vil materia, podredumbre y cieno. Todo se desplomaba con los síntomas normales de la anormalidad: un sordo ruido subterráneo antecedía a las suaves ondas sísmicas que provenían del océano y pasaban por la tierra dúctil que se contorneaba como una alfombra en sacudimiento”.

“En cada nuevo remezón la tierra se abría y emitía un polvo fétido. El derrumbe de las casas sobre los calderos desató el incendio inicialmente ahogado y densamente humeante hasta el momento que explotaban las llamas. Todo era rumor doliente, color sombrío y hedor de desgracia”.

“… Muchos ya estaban en buen recaudo cuando media hora después del gran sismo un estruendo lejano se aproximó como un muro gigante y al llegar a tierra se rompió con furia. Era el tsunami (…) La primera ola gigante rompió las esperanzas de salvar a los heridos que se encontraban atrapados por las ruinas y marcó la separación apocalíptica entre salvados y condenados. El gran tsunami siguió su curso inexorable con las olas arrolladoras que embistieron la ciudad cada cuarto de hora con fuerza incontrarrestable y con estruendos pavorosos. La gran ola de las seis y cuarto de la tarde, con mayor fuerza y altura que las anteriores, terminó de diseminar barcos, coches y locomotoras de ferrocarril; el bastión inexpugnable que era el edificio de la nueva Aduana se rompió en mil fragmentos y hasta las sólidas columnas de metal se mezclaron con la espuma y saltaron como plumas en un vendaval. Todo se fue al fondo del mar o quedó esparcido en la orla paralela al puerto”.

Los brutales efectos del terremoto y tsunami de Arica 1868 quedaron patentes en varias zonas de la ciudad hasta finales del siglo XIX, cuando ya integraba el territorio chileno. La mayoría de las mediciones concuerdan en que el sismo tuvo una magnitud de 8.9 y que la cifra de muertos fue de casi 600 personas: 30 en Chala, 10 en Arequipa, 150 en Moquegua, 3 en Tacna, 300 en Arica y 200 en Iquique.

Fuentes:

Manuel Fernández Canque: “Arica 1868, un terremoto y un tsunami”.

Memoria Chilena (Memoriachilena.gob.cl)