El reconocido naturalista fue un testigo privilegiado de la tragedia que afectó las ciudades de Concepción, Talcahuano y Chillán.
El 20 de febrero de 1835 ocurrió un devastador terremoto con características tsunamigénicas que sacudió la ciudad de Concepción, dejando una profunda huella en la historia del país y en la memoria colectiva de sus habitantes.
El terremoto, que alcanzó una magnitud de 8.5, afectó localidades cercanas como Talcahuano y Chillán, las que también se vieron gravemente afectadas por el sismo y sus réplicas.
Una de las principales anécdotas de esta tragedia fue la presencia del renombrado naturalista Charles Darwin, quien en ese momento se encontraba realizando su famoso viaje a bordo del HMS Beagle por América del Sur.
El naturalista, que se encontraba en la región recopilando observaciones científicas, quedó impresionado por la magnitud del desastre y documentó cuidadosamente sus observaciones sobre los efectos del terremoto en la zona.
La presencia de Darwin en Concepción durante el terremoto de 1835 agregó un importante contexto histórico a su expedición científica, permitiéndole estudiar de cerca los impactos de un desastre natural de esta envergadura en el paisaje y la población local. Sus observaciones posteriormente contribuyeron a su comprensión de la geología y la dinámica de la tierra, así como a su teoría sobre la evolución de las especies.