Evaluación a un año del terremoto de Illapel


Este 16 de septiembre a las 19:54 hrs. se cumple un año desde la ocurrencia del terremoto magnitud 8.4, con epicentro en las cercanías de Illapel, Región de Coquimbo. Tras este importante temblor, el Centro Sismológico Nacional ha procesado más de 4.200 réplicas con magnitud superior a 3. Pero además de réplicas este sismo deja interesantes aprendizajes.

En el primer aniversario del último gran sismo que afectó a nuestro país, Sergio Barrientos, Director del Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Universidad de Chile, analiza el proceso de réplicas, el escenario sísmico actual para la zona y los aprendizajes, tanto a nivel nacional como internacional, que dejó este terremoto.

Un año de réplicas

Pero ¿qué es una réplica? “Una réplica es un sismo de menor magnitud que se produce en la misma región –o muy cercana a ella- donde ocurrió un terremoto, generalmente ocurren hasta una distancia entre 1 a 2 veces la longitud de ruptura. Estos temblores son una consecuencia del reacomodo de la corteza terrestre debido al súbito desplazamiento asociado al sismo principal. Las réplicas se generan con mayor frecuencia en los períodos más cercanos tras un terremoto de gran magnitud y –en general- el número de ellas disminuye a medida que transcurre el tiempo. Este decaimiento se ve alterado cuando ocurre una réplica de mayor tamaño, la que también lleva asociadas sus propias réplicas de carácter secundario”, explica Barrientos.

El sismólogo agrega que “el tipo de secuencia sísmica que ocurrió después del terremoto de Illapel se ajusta a lo que conocemos de otras secuencias producto de grandes temblores de contacto en la subducción (de acoplamiento entre la Placa de Nazca y la Placa Sudamericana), como la del terremoto del Maule en 2010 y de Iquique en 2014. Las réplicas del último año en la región de Coquimbo son las esperables en cuanto a número y su distribución. Se espera que ocurran reajustes al terremoto principal en toda la región y eso es lo que hemos observado. La secuencia de Illapel tiene un mayor número de réplicas de lo esperado. Pese a ello el proceso es prácticamente el mismo, las réplicas al inicio son muchas y luego van disminuyendo a medida que transcurre el tiempo y eso es lo que estamos observando”.sen-nosen-replicas_2015-2016

Replicas del terremoto de Illapel separadas por mes. Hasta el 16 de septiembre de 2016 a las 9:00 hrs. el CSN ha procesado 4.218 réplicas.

“La descripción general del área de réplicas indica que éstas ocurren en torno al plano de subducción, a la zona de acoplamiento. Estos sismos no se producen solamente en el área de acoplamiento, sino que también internamente en las placas de Nazca y Sudamericana, pero muy cercanos a la zona que fue activada. Hay sismos que llaman la atención como los que están ocurriendo costa afuera, al oeste de la fosa, esos suceden el interior de la placa de Nazca y son más bien de extensión, ocurren en la zona donde hubo mayor desplazamiento de la placa producto del estiramiento”, indica el Director del CSN.

Finalmente, respecto de la duración del proceso de réplicas, señala que “de acuerdo a lo que hemos observado anteriormente, es probable que las réplicas continúen en la región, aunque van a continuar decreciendo en número, cada vez van a ocurrir de forma más espaciada, algunas de ellas serán perceptibles para la población”.

¿Qué se puede esperar para la zona a futuro? “Este sismo tuvo una zona de ruptura ubicada aproximadamente entre Punta Legua de Vaca por el norte y Los Vilos por el sur, esa es la zona que se desplazó, es decir en que la placa de Nazca penetró bajo la placa Sudamericana; en la parte central -cerca de Canela Baja- tuvo un desplazamiento máximo de alrededor de 7 a 8 metros. Por lo que las zonas inmediatamente al norte de Punta Lengua de Vaca y al sur de Los Vilos han quedado cargadas, es ahí donde nosotros estamos viendo una mayor cantidad de réplicas, justamente porque ha habido un mayor cambio de tensión. En el futuro es posible que ambas zonas se activen con temblores de gran magnitud, pero no sabemos cuándo ocurrirá eso. Ver cuándo ocurrió el último terremoto de importancia en la zona permite estimar si el próximo podría suceder pronto o no. Hacia el norte de la ruptura de 2015, el último gran sismo fue en 1922, han transcurrido 94 años, por lo que uno pensaría que ese es un lugar donde sería probable que aconteciera un temblor con una magnitud importante en el futuro, no sabemos si en una semana, un mes, un año o más. Lo mismo puede suceder hacia el sur de Los Vilos” adelanta Barrientos.

map-plot_replicas OkUbicación del terremoto de Illapel (estrella roja) y sus réplicas (círculos amarillos)

Aprendizajes del CSN

¿En el Centro Sismológico Nacional se aprendió algo nuevo con este importante sismo? “Con cada terremoto que ocurre en el país aprendemos muchísimo, principalmente si tenemos la posibilidad de registrarlo instrumentalmente. En el caso del terremoto de Illapel la Red Sismológica Nacional contaba con más instrumentos instalados que en años anteriores, principalmente acelerógrafos, que capturaron bien el evento. Si este sismo hubiese sucedido cinco años antes no hubiésemos tenido la capacidad de haber registrado todo lo que registramos para este evento. Los datos que hemos obtenido en este terremoto van a permitir, por ejemplo, ajustar las curvas de atenuación en función de la distancia, esta información servirá para que los ingenieros puedan construir mejor infraestructura sismo resistente”, revela el sismólogo.

El Director del CSN agrega que además “esta es la tercera vez (Maule 2010, Iquique 2014 e Illapel 2015) que gracias a los instrumentos GNSS (sistema del cual GPS es parte) tenemos la posibilidad de capturar con muchos instrumentos la deformación que ocurre en la superficie producto del terremoto, y por lo tanto tenemos una muy buena idea de cuánto se desplazó la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana. Esto va a permitir en el próximo ciclo sísmico, en 70 o 100 años más, comparar lo que se desplazó ahora con lo que se desplazará en el futuro, y así entender mejor el proceso de carga y liberación de energía”.

“Con los GNSS estamos viendo cómo se sigue deformando la región después del terremoto, como se reacomoda, eso es algo que antes no se podía hacer, ahora sí lo podemos realizar porque tenemos el sistema de observación. Al comparar la zona de ruptura del terremoto con el lugar donde están ocurriendo las réplicas principales, estamos obteniendo un mapa de cómo se reajusta la región y así vemos el proceso completo. Esta especie de radiografía del desplazamiento no se ha podido hacer con todos los terremotos porque era necesario tener los sistemas de observación apropiados en la posición adecuada con anterioridad a la ocurrencia del sismo. Además esto debe ir acompañado de un sistema de comunicaciones robusto, que no falle durante o tras el temblor, que permita recibir la información apenas éste ocurra y de esa manera poder procesarla y obtener rápidamente los resultados, eso es lo que estamos logrando hacer en Chile”, continúa Barrientos.

Otro aprendizaje tuvo relación con que “el tsunami que produjo este terremoto llegó solamente cinco minutos después de ocurrido el sismo -según reportes de habitantes de la zona costera cercana a zona epicentral-, no se esperaba que fuera tan rápido. Pese a ello las personas supieron reaccionar y evacuaron. Es fundamenta la educación para el autocuidado, conocer y tomar los resguardos correspondientes al momento de un sismo cuando uno vive expuesto a tsunamis. Que las personas no necesiten que los estén guiando, sino que sepan lo que tienen que hacer de forma autónoma es muy importante. Aquí la educación y los simulacros han cumplido un rol fundamental”, asegura el sismólogo 

Aprendizajes a nivel internacional

Una de las investigaciones científicas sobre este terremoto que destaca el Director del CSN es la realizada por Diego Melgar y otros, que aborda el por qué “un terremoto magnitud 8.4 generó un tsunami tan importante, con 9 o más metros de run-up (elevación registrada de la inundación causada por el tsunami). En su investigación Melgar establece que al modelar como fue captado el tsunami en la costa por distintos mareógrafos (boyas que miden la altura del tsunami en función del tiempo basado en la presión de la columna de agua) arrojó que el terremoto debe haber generado un desplazamiento importante (de varios metros) en las zonas más superficiales de la ruptura, es decir muy cerca de la fosa, para generar un tsunami con esas características. Esto quiere decir que al generarse un desplazamiento muy superficial, se produce un cambio de elevación en el fondo marino que puede provocar tsunamis de mayor tamaño, pese a no estar tan cerca de la costa. Mientras que un desplazamiento del mismo tamaño -pero más profundo- genera un menor cambio de elevación del fondo oceánico, y por lo tanto impulsa una la columna de agua con una elevación menor”.

Finalmente Barrientos señala que “para conocer bien la fuente sísmica es importante contar con los datos de los diversos tipos de instrumentos: sismológicos, geodésicos y de mareógrafos, así se conocen mejor las características de la zona de ruptura y el desplazamiento que ocurrió en ella”.

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